11.6.14

E s n e s o n.

¿Conseguiremos escapar de esta inmensa órbita de recuerdos? Donde nace la tristeza muere nuestro desorden. Somos jóvenes pútridos, con las manos envejecidas, devorados por los gusanos mucho antes de nacer. Y aquí nos encontramos, otra vez, con la mirada perdida sobre estas escaleras que algúna vez conducían a un mundo nuevo, y ahora no son mas que grises peldaños malditos. ¿Cómo estás? ¿Qué es de ti? tampoco me interesa mucho, pero un día sostuviste mi corazón entre tus manos, y entonces dejó de latir. ¿Recuerdas cuando eramos criaturas en los bosques, en las montañas? No sabíamos nada, pero lo queríamos todo, queríamos abarcar el mundo entero con nuestros brazos, y nos quedamos al borde del precipicio, buscando el oxígeno que jamás llegó. Cómo será tu voz ahora, me pregunto. Me pregunto a que olerás esta vez, a que juego te apuestas la vida, si alguien se atreve a nombrarte en el mismo idioma que yo lo hice una vez. Vete de aquí, a veces me gustaría matarte, debería haberlo hecho cuando tuve tiempo, cuando estabas dormido, cuando bajaste la guardia aquella tarde cuando hacía tantísimo viento.



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